Superficies que imitan cualquier textura natural con una extensa gama de colores, una piel no absorbente y de fácil conservación, de geometrías caprichosas que coquetean con el entorno, capaces de proteger su interior y que actúan como filtro del sol o del viento, mejorando las condiciones térmicas del interior.
Hoy en día, la transformación de la arquitectura, además de estar vinculada a un aspecto cultural, se relaciona con el avance de la tecnología y de los nuevos materiales. De esta manera, es importante para arquitectos y diseñadores mantenerse informados de las posibles soluciones a la hora de diseñar y proyectar. La envolvente arquitectónica es filtro, transparencia, protección, privacidad, movimiento, cortina, amortiguador y bienestar interior. En definitiva, la arquitectura busca la piel idónea para un cuerpo cada vez más dinámico y exigente, dando una imagen más vanguardista, moderna y multicolor a través de las coberturas de los edificios.
Las ciudades se expresan a través de su arquitectura, dando una imagen de las mismas más cosmopolita y plural. Respecto a los avances tecnológicos y nuevos materiales, cabe destacar el infinito abanico de posibilidades que ofrecen los materiales compuestos de matriz polimérica, GRP. De hecho, algunos arquitectos y diseñadores están empezando ya a innovar con el uso de este material en nuestro país, no solo en elementos estructurales, sino también como revestimiento arquitectónico en obra nueva o en rehabilitación.
Las ventajas que aportan son múltiples frente a los materiales clásicos: alta durabilidad, ligereza, flexibilidad en diseño que permite radios de curvatura múltiples, posibilidad de cubrir grandes superficies con una sola pieza e, incluso, con la incursión del Solid Surface conseguir superficies de cualquier color o textura sin costuras de unión, tanto en aplicaciones indoor como outdoor. Además la baja conductividad térmica permite el ahorro energético generando valor añadido.
Un claro ejemplo de ello es la rehabilitación de un edificio en primera línea de mar, en la Marina Real Juan Carlos I de Valencia para la inauguración de la escuela de empresarios Edem, Lanzadera y Angels.
El proyecto ha sido llevado a cabo por el arquitecto José Martí, del despacho Rstudio en Valencia. Éste está convencido de que el elemento más especial del proyecto es su envolvente. Concebida con el objetivo de renovar la imagen del edificio una vez rehabilitado, controlar las radiaciones solares, su eficiencia energética. Otro de los aspectos valorados ha sido optimizar su durabilidad en un entorno agresivo como es la primera línea de mar.
Para la correcta acometida de este desafío, el arquitecto ha contado con la colaboración de transformadores como la empresa Miraplas Composites, quien a su vez, contó con la colaboración de otros industriales, como Polymec y en el asesoramiento, consultoría de José Manuel Bey, así como con la empresa proveedora de los materiales Gazechim Composites Ibérica.