Desde la UE se ha puesto como principal objetivo la mejora de la competitividad, centrado en siete aspectos fundamentales. Por un lado, en la normativa se evaluará si cumplir los preceptos europeos tiene más coste para las empresas. Además, se fijará en aplicar medidas de estímulo ya que el 40% de la demanda procede de la construcción y el automóvil, muy afectados por la actual coyuntura económica.
Asimismo, vigilará las prácticas de algunos países no pertenecientes a la UE que han empezado a obstaculizar la entrada de importaciones de este continente o a incentivar sus propias exportaciones, lo que otorga una ventaja desleal a sus propias empresas.
También buscará reducir los costes energéticos, teniendo en cuenta que el 40% de los de la producción del acero corresponden a energía y en nuestro continente tienen que pagar más que el resto de competidores.
EFICIENCIA ENERGÉTICA
Al hilo de este asunto, el cuarto caballo de batalla de este plan de acción son las tecnologías limpias. Para ello, una normativa medioambiental clara favorecerá la inversión necesaria para introducir tecnologías menos contaminantes. Así, se promoverán las mejores prácticas y cada Estado miembro también deberá examinar sus propias políticas en materia de precios y reservar fondos para proyectos de eficiencia energética.
Respecto a la innovacón, entre el próximo año y 2020, la Unión Europea destinará cerca de 18.000 millones de euros para fortalecer y garantizar el liderazgo industrial en innovación gracias al programa de investigación Horizonte 2020.
Por último, proporcionará ayudas a la reestructuración del sector siderúrgico, en el que ya se han perdido 40.000 puestos de trabajo en estos últimos años. También incentivará la renovación de las plantillas de estas empresas con profesionales más jóvenes.
LA UE SE FIJA EN EL ACERO
El conflicto abierto entre el Gobierno francés y Arcelor Mittal –la empresa amenazó con marcharse del país y el Ejecutivo con nacionalizarla– junto con la denuncia de Alemania por eximir del pago de las primas a las renovables en las tarifas eléctricas a la industria siderúrgica ha llevado a la Comisión Europea a tomar cartas en el asunto. Su intención es dotar de un marco legal, que busca apoyar la fabricación del acero, cuya demanda ha caído un 27% desde que se inició la crisis, con una destrucción de empleo del 10%.