Este premio, convocado por la Asociación Española de Fabricantes de Ladrillos y Tejas de Arcilla Cocida (Hispalyt), se instituye con una doble voluntad: por un lado, valorar la producción arquitectónica de nuestro país que utiliza los materiales cerámicos, y por otro, procurar una mayor difusión y repercusión social de las obras más significativas durante el periodo correspondiente.
El jurado de este premio, dotado con 3.000 euroas, ha valorado la cuidadosa rehabilitación de la estructura y de la cubierta, en un edificio de uso cultural y de gran valor histórico, y la acertada reutilización de la teja existente, debidamente protegida y con los encuentros bien estudiados para, sin perder la cualidad constructiva, dar respuesta a una renovación exigente en cuanto al acondicionamiento de los nuevos espacios.
El jurado estuvo compuesto por profesionales de reconocido prestigio, como es el caso de Ana María Montiel Jiménez, arquitecta ganadora de la XI Edición del Premio de Arquitectura de Ladrillo; José María García del Monte, arquitecto ganador de la XI Edición del Premio de Arquitectura de Ladrillo; y los arquitectos, Juan Luis Trillo, Manuel Portaceli, Enrique Sanz Neira; Elena Santiago, Secretaria General de Hispalyt, y Noé Román, presidente de la Sección de Tejas de Hispalyt.
El acto de entrega de premios tendrá lugar a finales del mes de marzo de 2014, en el trascurso de la asamblea general de Hispalyt, y coincidirá con la entrega de Premios del XII Premio de Arquitectura de Ladrillo 2011/2013. En el mismo se hará entrega de un libro conmemorativo que presentará las obras ganadoras, mencionadas y seleccionadas en cada uno de los premios, atendiendo a los objetivos para los que los Premios han sido concebidos.
Dos menciones especiales
Además del primer premio, el jurado decidió otorgar dos menciones en reconocimiento a otras obras destacadas presentadas.
Las menciones recayeron en las siguientes obras:
- Primera Mención: vivienda unifamiliar en San Vicente de Vigo (A Coruña), de los arquitectos Francisco Javier Rodríguez y Olivia Fernández. El jurado valora la propuesta arquitectónica global, en la que la teja forma parte integral de la cubierta y fachadas, y la buena resolución de los encuentros, que adoptan las fórmulas más adecuadas para adaptarse a la compleja geometría del edificio.
- Segunda Mención: Fundación Rubido Romero, de los arquitectos Elizabet Abalo y Gonzalo Alonso. El Jurado considera en este caso que, partiendo de un edificio muy deteriorado, se valora que en la rehabilitación la teja se ha utilizado para cumplir con diferentes propósitos, mostrando cualidades como su textura o capacidad plástica, cuidando la integración con el entorno donde se encuentra la Fundación.