La comparación de estos datos con el contexto sectorial permite hablar de un comportamiento aceptable de las lanas minerales aislantes, mejorando en 30 puntos porcentuales las grandes cifras del sector de la construcción. Ya el pasado año, Afelma dibujaba en su comunicado anual un escenario más crítico en la construcción para 2013 ante la ausencia de planes de estímulo a la rehabilitación.
En efecto, según los datos del Ministerio de Fomento, el número de viviendas iniciadas en 2013 cayó un 23% hasta situarse en 33.900. En tanto que las viviendas terminadas fueron 64.600, es decir, un 44% menos que en el anterior ejercicio.
Por otra parte, el número de edificios rehabilitados cayó un 1,17%, situándose en 27.300. Es cierto que en la actividad rehabilitadora los datos apuntan hacia una cierta estabilidad, pero con unas cifras muy exiguas, lejos de los 40.000 visados para la rehabilitación de edificios que en plena crisis había en 2010 (-32%).
Por otra parte, los datos de facturación, 92,5 millones de euros y los de ventas ya comentados, muestran una mejoría de la tendencia, porque reflejan una caída menor en diez puntos porcentuales que la registrada en 2012.
Según Afelma, esta mejora de la tendencia respecto al ejercicio anterior y a los datos del sector viene propiciada por la polivalencia de las lanas minerales, su calidad garantizada y homogénea y la demanda del sector industrial y terciario.
Los profesionales aportan valor añadido a los usuarios y obtienen su confianza porque con lanas minerales ofrecen sin más costes, aislamiento térmico, acústico y protección frente al fuego.
Por último, Afelma vuelva a solicitar de manera urgente, igual que otros agentes sociales, un plan nacional de rehabilitación térmica y acústica de edificios para posibilitar la reactivación del sector de la construcción. Este plan deberá contener formas de financiación a bajo interés y deducciones fiscales, aunando esfuerzos públicos y privados y ser coordinado por el Gobierno. Según la asociación, es necesario habilitar ayudas anuales a través de diversas fórmulas que posibiliten afrontar la rehabilitación eficiente equivalente a 350.000 viviendas al año, con lo que se ahorrarían a lo largo de la vida útil de las mismas, 36 millones de TEP y 130 millones de toneladas de CO2 con el consiguiente ahorro de la factura energética nacional y de los ciudadanos