El director general de Arquitectura, Vivienda y Suelo del Ministerio de Fomento Juan Van-Halen presidió la presentación del informe Euroconstruct en la Cámara de Comercio de Madrid con presencia de representantes de empresas del sector, la industria de materiales, asociaciones empresariales y colegios profesionales.
El informe constata que el sector ya está creciendo en Europa este año, y que en España se prevé que lo hará en 2015. Pese a ese año de diferencia, el diagnóstico tanto a escala europea como a escala española tienen muchos puntos en común: la vivienda de nueva planta se ha llevado la peor parte de la crisis y a cambio tienen más posibilidades de recuperarse; y por su parte la rehabilitación aportará una importante contribución en términos de estabilidad.
Precisamente la rehabilitación fue la principal protagonista del debate posterior, síntoma del grado de expectativas que levanta entre las empresas del sector.
Juan Van-Halen declaró que el Ministerio también es partícipe de todo ese interés por el potencial de la rehabilitación, citando la ley conocida como la de las “Tres Erres”, que es “la primera ley nacional dedicada a la rehabilitación” que considera muy necesaria puesto que “hasta ahora, las leyes habían tratado a la rehabilitación como la hermana pequeña de la edificación”.
Si existe unanimidad en que la rehabilitación se encamina a convertirse en un mercado cada vez más maduro, será necesario dedicar más atención a seguir su evolución económica. Juan Van-Halen destacó que la metodología Euroconstruct, pensada para el mercado europeo en donde la rehabilitación es el segmento de mercado de mayor volumen.
Conclusiones del informe
Las previsiones que contemplaban que la construcción en Europa interrumpiría su caída en 2014 se confirman y se estima que al cierre del año se habrá conseguido un avance del +1% en valor de producción. A lo largo del período 2015-2017 se espera crecimiento entre el +2,1% y el +2,2% anual.
Desprovistas de contexto, estas cifras pueden dar la sensación que el sector construcción no vaya a verse comprometido por los mismos riesgos que se ciernen sobre la recuperación económica del continente. Sin embargo, si cuantificamos cuál ha sido el impacto de la crisis sobre el mercado de la construcción (22% de contracción entre 2008 y 2013) se demuestra hasta qué punto el ciclo que ahora se inicia tiene poco de auténticamente expansivo.
Además, este nuevo ciclo tampoco comienza al mismo tiempo para todos los países, puesto que seis de los diecinueve países que contabiliza Euroconstruct todavía cerrarán 2014 en negativo (es el caso de Francia, España e Italia) y otro par más esquivarán la recesión sólo por unas pocas décimas (el caso de Holanda).
Habrá que esperar hasta 2016 para presenciar un escenario con todos los países con tasas positivas de crecimiento, si bien el sector todavía no podrá certificar su total retorno a la normalidad. En ese horizonte a medio plazo, el buen comportamiento del Reino Unido y los países del Este tiene posibilidades de mantenerse, pero la incertidumbre bascula hacia Alemania, donde el crecimiento podría llegar a interrumpirse.
Situación en España
La economía española detuvo su contracción en 2013 y desde entonces ha venido creciendo a un ritmo discreto cuya continuidad no está exenta de incertidumbres. La construcción ha necesitado un año extra para llegar a una situación análoga. Así, 2014 será el último año en negativo para el sector (-2,4%) tras el cual se abre un período en el que cabe esperar crecimiento, pero igualmente modesto y muy condicionado. Los condicionantes son obvios: la propia debilidad de la demanda por un lado y la saturación de oferta por el otro. Pese a que se haya previsto un avance del +1,8% para 2015, +3,6% para 2016 y +5% en la primera proyección para 2017, el mercado español de la construcción seguirá produciendo a niveles muy por debajo de las medias europeas, síntoma de que sus problemas son persistentes.
En el contexto de la vivienda, el reajuste de precios ha conseguido prolongar el buen momento del mercado inmobiliario mayorista. Sin embargo, la mejora está tardando mucho a llegar a la compraventa minorista y todavía más al mercado de la construcción propiamente dicho. Durante 2014 la producción residencial ha seguido bajando (-6,5%) pero la novedad es que se ha interrumpido el descenso en los trámites de vivienda de nueva planta, lo cual permite albergar esperanzas para un 2015 finalmente en positivo (+5%). A corto plazo convivirán zonas del país en donde sí se dan las condiciones para reemprender la promoción con otras en donde la crisis se prolonga. Si sólo está justificado producir cuando y donde se produce una demanda inequívoca, es difícil plantear escenarios de crecimiento sustancial, por lo que las previsiones 2016 (+9%) y 2017 (+11%) son tan solo robustas en apariencia.
La situación no es demasiado diferente para la edificación no residencial, donde también contrasta la animación que se percibe en el mercado inmobiliario con la virtual parálisis en términos de producción de nueva planta. El sector no residencial está reaccionando más lentamente que la vivienda, de manera que tendrá que afrontar dos años de contracción (-3,5% en 2014 y -5,5% en 2015) antes de reencontrarse con el crecimiento en 2016 (+2%). Los primeros signos de recuperación están llegando de la construcción industrial, mientras que la edificación para usos terciarios sigue sin generar demanda de nueva planta.
El mercado de la ingeniería civil ya ha tocado fondo y empieza a dar los primeros síntomas de crecimiento en 2014 (+2,6%) con una cierta garantía de que la mejora tendrá continuidad en 2015 (+5,4%). Se trata de un repunte forzado artificialmente por la secuencia de elecciones del 2015 por lo cual existe la posibilidad de que acabe siendo un fenómeno de corta duración. Para que la recuperación se consolide, aparte de no padecer sobresaltos macroeconómicos, habría que contar con más inversión privada, hasta el momento bastante recelosa del mercado español de infraestructuras. Mientras tanto, se proponen unos escenarios de avance del +2,4% en 2016 y +3,5% en 2017, que reflejan la situación de unas administraciones públicas que consiguen ir ampliando su margen para invertir, pero que todavía tendrán que seguir comprometidas a contener sus déficits.