En los años siguientes se esperan avances progresivamente más sólidos: 1,9% en 2015, 2,4% en 2016 y 2,6% en 2017. “Ante semejantes expectativas resulta injustificado prolongar el clima de alarma, pero sí que se mantiene una cautelosa alerta”, dicen. La mejora del sector tiene bastante que ver con la mejora económica, la cual a su vez es producto de “una política monetaria sin precedentes que está apuntalando una base más bien frágil”.
Y esta debilidad de fondo tanto en la demanda como en la inversión hace muy vulnerable al sector de la construcción. Tras las cifras promedio que describen un panorama plácido para 2015 se esconden algunas excepciones por países “que cuestionan hasta qué punto se puede hablar con propiedad de un nuevo ciclo”.
Así, de los diecinueve países que contabiliza Euroconstruct se prevé que cuatro todavía serán incapaces de crecer en 2015, y entre ellos el país con la previsión de mayor retroceso es Francia. Otros tres van a ser incapaces de superar el 1% de crecimiento, y entre estos mercados estancados se hace notar la presencia de dos grandes: Italia y Alemania. La situación se equilibra gracias al buen comportamiento del Reino Unido y Polonia, los dos únicos mercados de gran tamaño capaces de crecer con contundencia.
La edificación residencial será el segmento de mercado con las mejores previsiones, no tanto en 2015 (+2,4%) pero sí en 2016 (+4,1) y 2017 (+4,3%). Como regla general toda esta nueva vivienda tiene un destino muy concreto: atender la demanda en las principales ciudades del continente en donde la recuperación económica se está adelantando al resto del territorio.
Una vez más, es necesario hacer énfasis en las diferencias de comportamiento entre países, puesto que en 2015 habrá hasta seis países en zona negativa, pesando mucho los casos de Francia e Italia. Nada que ver con la situación de Alemania y de Reino Unido que han sido capaces de esquivar la crisis de la vivienda, y que de momento aún no entran en fase de agotamiento.