“Los motivos folclóricos que conforman la composición de la fachada son un distintivo universal de la cultura ecuatoriana, y están inspirados en la tradición textil artesanal de la región de Otavalo”, explican desde la empresa.
Gracias al uso de las cortinas se obtiene, en cada uno de los lados que conforman el edificio, “una composición única”. El visitante queda atrapado por el gran impacto visual de la fachada, la cual consigue enmarcar la construcción con un fuerte resaltado cromático “que la hace destacar por encima de los demás pabellones. En este caso, se buscó la gama de colores y el brillo propios de los tejidos autóctonos de Ecuador”.
Los colores utilizados son tonos de amarillos, rojos, lilas, azules y verdes, los cuales representan todo el espectro existente en las diferentes regiones del país. “Además, se ha tenido en cuenta la incidencia del sol, así como la iluminación nocturna, para conseguir una percepción de los colores mucho más intensa. A ello hay que sumarle la sensación de movimiento que ofrecen las cortinas simulando el vaivén propio de las telas”.
Las cortinas están hechas con cadena de aluminio anodizado. El anodizado es un proceso que se usa para incrementar el espesor de la capa natural de óxido en las piezas metálicas, creando así un revestimiento protector artificial y permite su tinte en una amplia variedad de colores. Este proyecto se divide en cuatro caras con una altura media de 9 m, llegando a alcanzar en algunos puntos los 10,5 m. La cara norte y la cara sur tienen una anchura de 25,4 m, mientras que la este y la oeste, 15 m cada una. “La ligereza del material ha permitido crear esta estructura metálica de enormes proporciones”, dicen.
Además se trata de un sistema que agiliza el montaje. La instalación de las cortinas en las fachadas del pabellón, cuya superficie es de 765 m2 se hizo en tan solo 3 días. Se hicieron adaptaciones para sujetar las cortinas al sistema propuesto, así como para aumentar la resistencia a las inclemencias medioambientales, creando una línea tejida que unía las diferentes tiras de cadena, provocando así, un comportamiento similar al del tejido.