En España se habían realizado hasta el pasado mes de diciembre un total de 1,14 millones de exámenes energéticos, la inmensa mayoría sobre viviendas antiguas construidas antes de que entrara en vigor el nuevo Código Técnico de la Edificación.
Este motivo explicaría el suspenso de la inmensa mayoría de edificios. "El boom inmobiliario previo a la crisis se realizó con un Código Técnico de Edificación (CTE) mucho menos exigente que el actual, sobre todo en lo que regula el aislamiento de los edificios", argumentan los expertos del sector. Otros de los motivos que provocan más suspensos es la falta de inversiones en instalaciones renovables como placas solares o calderas de biomasa, uno de los aspectos que más favorablemente puntúa en las inspecciones. "En España se construyó mucho con la inversión mínima y pensando en los grandes márgenes", añaden.
Además, los certificados son solo obligatorios para inmuebles que se vayan a vender o alquilar, por lo que muchos propietarios no llevan a cabo grandes inversiones en viviendas que no van a habitar o que no prevén recuperar en menos de una década.
No obstante, en el Idae advierten que "el problema no es que un edificio antiguo suspenda unas oposiciones para las que no estaba preparado, sino que los nuevos aprueben de forma raspada o suspendan", explican fuentes del Instituto para la Diversificación y el Ahorro Energético (Idae). De los 13.145 edificios nuevo que han sido evaluados hasta el momento, un 42% obtiene una calificación E o inferior y un 33% aprueba por poco al lograr un rango D.
Los certificados energéticos miden por un lado el grado de eficiencia energética en el consumo -si el inmueble derrocha energía- y por otro lado sus emisiones. En esta última parte el promedio de suspensos se reduce levemente hasta el 83,7%, según el mismo informe. "Hay mucho trabajo por hacer en este sentido en materia de ahorro energético", resumen en el Idae.
Además, este año entra en vigor la obligación de pasar el examen energético a aquellos inmuebles públicos con una superficie útil de más de 250 metros cuadrados, cuando hasta ahora la normativa actual sólo obligaba a evaluarse a los inmuebles de más de 500 metros cuadrados. Realizar un certificado de eficiencia energética es obligatorio para poder vender o alquilar una vivienda o edificio desde junio de 2013. Esta evaluación tiene que ser realizada por un ´técnico competente´ con estudios de arquitectura o ingeniería, y deberá incluir una serie de recomendaciones para corregir u optimizar el rendimiento energético del inmueble. Esta actividad ha suavizado el derrumbe de la construcción en España durante los últimos años y permitido subsistir a una parte del sector. El periodo de validez de la prueba es de 10 años.