La idea básica del proyecto es la reducción de consumo de energía de los hornos, emisiones de contaminantes y costes de producción, a la vez que persigue el aumento de la calidad final del producto.
El proyecto desarrollará cinco innovaciones estratégicas en el nuevo horno: una unidad “CHP” alimentada con biocombustible; el estudio de una herramienta para la modelización, simulación y el control de los parámetros de cocción; la implantación del uso de intercambiadores de calor para el control y la reutilización del calor; la instalación de nuevos materiales refractarios y revestimientos para mejorar el aislamiento del horno; y, finalmente, se obtendrá la monitorización y la reducción de las emisiones procedentes de los hornos.
El proyecto está financiado con 5 millones de euros por la Comisión Europea que, durante los 3 años de duración, observará el desarrollo, la construcción y la validación de los prototipos correspondientes a cada innovación. Todos los resultados se reunirán en un innovador horno, que será introducido en el mercado por Sacmi en 2019. Con Sacmi hay once socios involucrados, apoyados por el asesoramiento de CRIT. Varios líderes globales en su campo completan el equipo Dream, entre los que se encuentran los españoles Keraben Grupo y el Instituto de Tecnología Cerámica ITC-AEICE.
La Comisión Europea tiene dos objetivos fijados: primero, la producción de mejoras concretas y medibles en la vida real de las personas: desde un 20 % de reducción del consumo de energía, a un 20% de reducción de costes de operación y hasta un 30% de reducción de emisiones; segundo, estas tecnologías garantizarán una rápida devolución de los costes, menos de 3 años, de la inversión final del usuario y, además, serán fácilmente transferibles a otros sectores industriales diferentes al cerámico, que realicen un mayor uso del calor como por ejemplo hornos metalúrgicos, textil, procesado de comida, etc.