La nueva instalación, que supone una inversión de 1,1 millones de euros, producirá 75 metros cúbicos de agua desmineralizada que se utilizarán para alimentar la nueva caldera de alta presión de la acería, con una demanda anual de 630.000 metros cúbicos. La planta estará diseñada en dos líneas del 100% cada una, lo que garantizará el suministro continuo del agua desmineralizada para esta aplicación.
La desmineralización del agua se llevará a cabo mediante un intercambio iónico con catión y anión, más una desgasificación intermedia que permitirá obtener una calidad de agua de 20 ppb de sílice, es decir, un agua sin presencia de minerales que garantizará la eficiencia de la caldera.
La entrada en funcionamiento de la instalación está prevista para febrero de 2017. Uno de los retos de los ingenieros de Veolia será el aprovechamiento del espacio de la antigua instalación para la ubicación de la nueva planta, garantizando en todo momento el suministro del agua desmineralizada. Además, cuando la nueva caldera entre en funcionamiento y mientras se finalizan los trabajos de puesta en marcha de la planta de agua desmineralizada, Veolia suministrará una unidad móvil de tratamiento de agua que se encargará de producir el agua desmineralizada con la calidad requerida por la nueva caldera.
“La desmineralización del agua es una tecnología que no reviste mucha dificultad pero pocas empresas tienen los conocimientos, la experiencia y los servicios necesarios para afrontar este tipo de retos” ha declarado Pedro Soria, director de la actividad de Agua de Proceso de Veolia Water Technologies Ibérica.