El 99% de las viviendas españolas sufre pérdidas de calor innecesarias en invierno por su ineficiencia energética. Esto se debe a que la mayoría no se acoge al Código Técnico de Edificación, CTE, de 2013, el cual marca las pautas básicas que deben cumplir las nuevas construcciones, como la protección contra el frío y el ahorro de energía. Si bien estas fugas podrían reducirse hasta en un 70% si se emplease un buen sistema de aislamiento térmico, el cual también permite un ahorro equivalente en la factura de la calefacción, es decir, unos 400 euros anuales.
El tejado es la zona por la que más se escapa el calor en las viviendas españolas, ya que es la superficie más expuesta a pérdidas por radiación al ambiente exterior y al cielo nocturno, tan prologando en condiciones invernales. Los muros son los culpables de la fuga del 25% del calor, a pesar de que deben ser los principales protectores del frío en las viviendas. También las ventanas soportan las bajas temperaturas del exterior constantemente, con el agravante de que los vidrios no tienen la misma resistencia al paso del calor, es importante asegurar que estén bien selladas entre el marco y el muro para que no se cuele el aire por todo su contorno.
El suelo, a pesar de que solo representa una media del 7% de pérdidas de calor, es la superficie más próxima a nuestro cuerpo.
Además, los sistemas de renovación del aire que se instalan en los edificios están diseñados para permitir que los ciudadanos respiren un aire que no esté viciado y no tengan problemas respiratorios. Si bien a veces se exceden y provocan que no solo se vayan los malos humos, sino también el calor, en concreto, el 20%.
Todo esto convierte a las viviendas españolas en las grandes depredadoras de energía del país, pues consumen el 20% de la energía total que se gasta al año. Según el responsable de aislamiento térmico de Danosa, Carlos Castro, “con un buen aislamiento térmico no sólo ahorra el bolsillo sino que también se pueden reducir las emisiones de CO2 a la atmósfera”.