La Declaración ha servido para ratificar el llamamiento a incrementar el flujo y acceso a la financiación de los proyectos climáticos y para establecer un calendario que permita tener en 2018 las reglas que rijan la aplicación del Acuerdo de París. En esta línea, el presidente de la COP22 destacó que 2017 tiene que ser el año de los proyectos a gran escala, de la movilización de financiación y del acceso a los fondos financieros que serán necesarios para la adaptación.
El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, PNUMA, por su parte puso de manifiesto que los esfuerzos de los Estados recogidos en sus planes nacionales no permitirían alcanzar los objetivos de emisiones propuestos en 2030, sino que hace falta recortar un 25% adicional para evitar que a finales de siglo el incremento de temperatura alcance hasta 3,4 grados.
A pesar del conocimiento de la gravedad de este asunto, La Conferencia ha sido positiva en cuanto a iniciativas y propuestas en una amplia gama de áreas que desarrollan los objetivos políticos y prácticos del Acuerdo de París.
En España la ministra de Medio Ambiente anunció que nada más terminar la cumbre se pondría en marcha para hablar con todos los grupos parlamentarios y los sectores implicados para poner en marcha el Acuerdo de París, que se encuentra en estado de tramitación de urgencia tras la constitución del gobierno. Estos sectores no son otros que los difusos, (agricultura, transporte y edificación) es decir, los que no están sujetos al régimen de comercio de emisiones, que en el caso español tienen como objetivo reducir un 26% sus emisiones en 2030 respecto a 2005. Por otro lado se prevé la aprobación de una ley de cambio climático que permita sentar una hoja de ruta hacia la descarbonización en el año 2050.