Entre esos objetivos de desarrollo sostenible se encuentra, además, la consecución de energía asequible y no contaminante, una meta en la que la industria del cobre juega un papel importante y en la que está prevista un ahorro de 130 millones de toneladas de CO2 anuales en 2020.
La apuesta por las energías renovables y el vehículo eléctrico también es determinante, ya que, según la ICA, “es preciso duplicar la tasa de eficiencia energética para que exista un acceso universal en 2030”. Entre las ventajas de la energía renovable menciona la reducción de la dependencia de los combustibles fósiles, la disminución de CO2 y su condición de energía “limpia, segura y fiable”.
La Asociación Internacional del Cobre se adhirió a la propuesta de la ONU para cumplir 17 objetivos de desarrollo sostenible para 2030 y fue uno de los fundadores del programa ‘The Efficient Aplliances and Equipment Global Partnership’, que tiene como objetivo que todos los habitantes sostenibles dispongan de energía sostenible. Además, sus 39 miembros realizan aportaciones conjuntas anuales de 50 millones de dólares para fomentar ese desarrollo.