La redacción y tramitación de este nuevo código se inició en el año 2015 como una de las acciones definidas en el plan estratégico del colectivo de aparejadores adoptado en 2012 y ha sido consensuado por el conjunto de los colegios catalanes. Gosalves insistió en que el código “no responde a una necesidad de hacer frente a una mala praxis profesional, sino que, al contrario, la mayor parte de la profesión actúa de manera correcta”.
Siguiendo ese mismo hilo, el Colegio de Aparejadores declara que actualmente los colegios tramitan pocos expedientes sancionadores debido a que no produce un número elevado de conflictos deontológicos y, cuando se producen, lo más habitual es lograr un acuerdo entre el cliente y el profesional. En Barcelona se han tramitado un total de 148 expedientes de mediación entre clientes y colegiados, con un resultado de nueve expedientes sancionadores.