De entre esas 3.000 personas encuestadas, entre las que se encuentran británicos, españoles, italianos, alemanes, portugueses y franceses, un 56% de españoles se mostró a favor de adecuar zonas en las que esté prohibido hablar. Otros viajeros como los italianos son más favorables aún, siendo los alemanes, con un 22%, los menos predispuestos a ello.
"Aunque la idea de tener una zona libre de ruidos en vuelos de corta distancia creemos que podría ser algo complicada, en los vuelos de larga distancia, en el que se emplean aviones más grandes, las compañías podrían tener un nuevo nicho de mercado haciendo caso a esta petición tan demandada y por la que muchos se pagaría un extra”, declaró un portavoz de Jetcost.
Otras soluciones propuestas por los encuestados fueron repartir auriculares o tapones para los oídos de manera gratuita para aquellos que lo soliciten (34%) y hacer que el personal de cabina mande callar a los pasajeros molestos.