El talud ha sido recubierto vegetalmente mediante un sistema por el que se han instalado 12.800 m2 de malla volumétrica, con un espesor de 50 milímetros en el que se han introducido 100 kilos de semillas. De esta manera, la compañía ha conseguido crear un suelo fértil de manera vertical en un terreno de hormigón pese a ser un año seco.
Para revestir el talud y lograr crear esta cuna, Grupo Projar ha diseñado un sistema de mallas volumétricas anclado a la superficie de hormigón mediante bulones y anclajes de acero. Este sistema es “necesario”, explica la empresa, “ya que la morfología de estos taludes es irregular y se necesita adaptar el sistema a los relieves que contiene la superficie verde”.
Pablo Navarro, responsable de la Oficina Técnica de Grupo Projar, explicó que el objetivo fundamental “es la integración paisajística de la obra en el territorio. Para ello, creamos un estrato fértil y estable sobre superficies compactas y/o impermeables y posteriormente aplicamos semillas de vegetación resistente y adaptada a estas especiales condiciones”.