De este modo, el edificio se hace perfectamente visitable, con una temperatura agradable y conserva las barricas que contiene en su interior de una manera óptima. En la cubierta ajardinada se han tenido en cuenta, además de la integración paisajística, la sostenibilidad del edificio. “Gracias a esta cubierta, dependiendo de la época del año, la temperatura incluso alcanza únicamente los 14 grados requiriendo simplemente de una ventilación totalmente natural”, explica la compañía.
“Esta cubierta ajardinada logra un menor gasto de energía –añade Projar–, y la reducción en la capa de aislamiento térmico convencionalque se instala a la hora de construir un edificio. Además, la bodega cuenta con placas fotovoltaicas que permiten obtener energía limpia y renovable”. También se consigue una mejora del rendimiento ya que consigue disminuir la temperatura ambiente próxima a la superficie de la placa, con una mejora de 0,3 a 0,5% en el rendimiento por cada grado menos de temperatura.
Según un estudio de la ingeniería Green Blue, mientras las cubiertas de los edificios convencionales tardan en alcanzar su temperatura máxima interior entre 2 y 4 horas, las ajardinadas lo hacen de 7 a 9 horas. Projar añade además que debe haber una capa de aislamiento convencional en la edificación para que la cubierta ajardinada cuente con el menor espesor posible y, de ese modo, se consiga mantener la temperatura en el interior de los edificios.