La Asociación de Empresas de Energías Renovables (APPA) ha mostrado su descontento con la grave situación que están sufriendo las centrales minihidráulicas actualmente. Algunas de ellas, con cien años de antigüedad, se han visto afectadas por recortes de gran relevancia en las últimas fechas, debido a un impuesto específico del 2,2% para hidráulica, adicional al 7% de generación eléctrica. El problema actual ha paralizado el funcionamiento y la regulación establece sanciones por baja producción, algo que constituye un doble inconveniente: por un lado no existen recursos para poder producir y por otro se producen penalizaciones adicionales que no equivalen a ese descenso en la producción.
Una de las energías renovables más antiguas es la tecnología minihidráulica, aplicada a la generación de electricidad, con instalaciones que tienen un siglo de antigüedad en la proporción eléctrica de forma constante a nivel nacional. En 2016, esta tecnología aportó el 2,2% del consumo de electricidad en España.
Estas centrales son uno de los sectores que más sufren la sequía que acompaña a nuestro país. En la reforma de 2013, se establecieron importantes recortes: más del 70% se quedaron sin retribución específica (antiguas primas) y se establecieron impuestos específicos.
El cambio climático, con sus primeras apariciones otoñales del año y las grandes sequías, está dificultando el funcionamiento de las centrales minihidráulicas, ya que la regulación no tiene en cuenta las causas de fuerza mayor para prever excepciones.