En uno de los casos, en arquitecto Dani Isern considera que el edificio del hotel era poco atractivo y no destacaba por nada en especial, "de manera que la transformación giró en torno a un concepto básico: proporcionar una esencia, un alma, y esto fue posible realizando un proyecto simple y mejorando los elementos originales".
Se optó por Flexbrick para aportar a esta rehabilitación elementos de innovación y de personalización, aplicando una serie de soluciones a medida con el fin de actualizar un hotel de ocho plantas que se construyó en los años 60 y para el cual el cliente buscaba una fórmula "sencilla y eficaz".
La fachada consiste en una celosía flexible con una malla de acero inoxidable que sujeta unas piezas cerámicas que forman un patrón regular y "rejuvenece la composición exterior del edificio. El sistema es también utilizado en la entrada principal para crear un gran lobby y en las terrazas "como un dosel con prolongación en brise‐soleil".