“Como consecuencia de la grave crisis económica que ha atravesado nuestro país desde el año 2008 y que afectó especialmente al sector de la construcción, la industria de cerámica estructural ha sufrido una gran reestructuración y ha tenido que adaptarse a los nuevos tiempos y a las demandas del mercado”, dicen desde Hispalyt.
Diez años después, se puede decir que el ambiente “es optimista y que se camina en la senda de recuperación”. Así, el año 2017 ha sido el tercer año consecutivo en el que los datos se han incrementado, subiendo la producción un 10% e incrementando la facturación cerca del 9% con respecto al año anterior.
En lo que a número de empresas se refiere, éste ha seguido bajando en los últimos tres años, aunque en menor medida. El año 2017 se cerró con 175 empresas, lo que supone un descenso del 8,11% respecto al año 2016, y del 43% con respecto al año 2014. En cuanto a producción, de los 28,8 millones de toneladas en 2007 se pasó a los 3,9 m/tn en 2014. A partir de 2015 se invirtió la tendencia y el crecimiento ha sido continuo hasta 2017, en el que se ha registrado una producción de 4,78 m/Tn, lo que supone un incremento del 10% respecto al ejercicio de 2016 y un incremento del 23 % con respecto al año 2014.
En volumen de negocio, de una facturación de 1.505 millones de euros en 2007 se pasó a 270 m/€ en 2014. 2017 ha sido el tercer año consecutivo en el que la facturación se ha incrementado llegando a los 305 m/€, lo que supone cerca de un 9% más con respecto al año 2016 y un incremento del 13 % con respecto al año 2014. El número de empleados en el sector también ha aumentado de forma paulatina en los últimos tres años, llegando a los 4.000 trabajadores en el año 2017, lo que supone un aumento del 5% con respecto al año 2016 y del 11% respecto al año 2014.