Se estima un crecimiento de aproximadamente un 7% para el conjunto del año, lo que supondría cerrar el ejercicio en 13.300.000 toneladas, es decir, unas perspectivas menos prometedoras, ya que según el presidente de Oficemen, Jesús Ortiz Used, a principios de año se preveía cerrar con un incremento del 12% en la demanda domestica.
El cierre del año 2018 tiene previsto cerrar con alrededor de 100.000 viviendas iniciadas, una cifra que, aun eludiendo los años del boom de la construcción, representa menos de la mitad de la media de las viviendas que se construían en España en el período 1970-1995.
En cuanto a la obra pública, según los datos oficiales disponibles de licitación e inversión de las administraciones regionales, la tasa de licitación está creciendo a un ritmo del 40%, en cambio, la inversión real se sitúa en torno al 10%; y la ejecución de obra pública consumidora de cemento se encuentra estancada.
Por parte de los indicadores a escala nacional , analizando los presupuestos de ADIF y ADIF Alta Velocidad que pueden representar entre el 30% y el 40% del total destinado a infraestructuras, se puede ver que para un presupuesto cercano a los 3.000 millones de euros para 2017, finalmente la inversión fue de la mitad.
El presidente de Oficemen asegura que la inversión pública en España se queda en un 63% de la media inversora de Alemania, Reino Unido, Francia e Italia. Lo que aleja a España de sus vecinos, con la pérdida de competitividad, especialmente en los sectores más expuestos: exportaciones, turismo, tratamiento, etc.
Además de la lenta evolución del mercado doméstico, también ha habido caída de las exportaciones. Según el barómetro, las exportaciones de cemento han incrementado su descenso en el último período registrado, de julio del 2017 a junio del 2018, pasando a perder cerca del 10%. El cemento de fabricación nacional encadena así 13 meses de caídas.