El Acuerdo de Paris alcanzado en 2015 supuso el compromiso mundial de mantener el aumento global de las temperaturas a menos de 2ºC por encima de los niveles preindustriales.
Según el análisis científico "Climate Action Tracker", las emisiones globales de CO2 se doblaron entre 1990 y 2010, y está previsto que vuelvan a aumentar antes de 2050 si no se toman medidas al respecto. Por lo tanto, si no se reduce la cantidad de energía que utilizamos no será posible lograr el objetivo fijado.
En este sentido, los edificios son responsables de una tercera parte de la energía que usamos, así como de un 20% de las emisiones de CO2, jugando un papel fundamental a la hora de garantizar un futuro sostenible.
De entre todas las acciones que pueden llevarse a cabo con el fin de reducir el consumo de energía y las emisiones de CO2, reducir la demanda energética en los edificios, es la estrategia más eficiente en términos de costes. De hecho, los edificios presentan un 70% más de potencial de reducción en términos de eficiencia de costes que cualquier otro activo.
Sin embargo, para conseguirlo será necesario una rehabilitación de los edificios en los que habitamos actualmente. Y es que alrededor de un 97% de los edificios existentes en la Unión Europea se consideran ineficientes desde un punto de vista energético. Aun así, se estima que entre un 75 y un 85% de estos edificios seguirán utilizándose en 2050.
A nivel mundial, la tecnología disponible en eficiencia energética es capaz de reducir la cantidad de energía que los edificios usan en entre un 50 y un 90% que supondría un gran impacto en las emisiones de CO2 de los propios edificios. Solo en la UE, un aislamiento adecuado podría contribuir a ahorrar hasta en un 70% la necesidad de calefacción.