Afelma reivindica en el Día Mundial del Medio Ambiente, que se conmemora el 5 de junio, la contribución del aislamiento en la consecución del objetivo de eficiencia energética.
“En efecto, mejorar las condiciones de vida de los ciudadanos pasa por mejorar los espacios y el medio que habitan”, tendiendo hacia la descarbonización. Para ello, “es preciso que la obra nueva se afronte desde exigencias que satisfagan una mayor conciencia medioambiental”, superando los estándares del CTE (que nacen escasos) hacia otros más elevados. Según el regulador, el nuevo CTE, supondrá una reducción de un 40% el consumo de energía de los nuevos edificios sobre los actuales.
Afelma considera que el mayor motor de la eficiencia se encuentra en la rehabilitación de un parque envejecido. “De los 25 millones de viviendas, un 93% se construyeron antes de 2006, fecha de la entrada en vigor del primer CTE, primera norma térmica digna de tal nombre”, aseguran.
En 2014 WWF, la Fundación Reale y la Empresa Municipal de Vivienda y Suelo del Ayuntamiento de Madrid (EMVS) demostraron que la rehabilitación de la fachada de un edificio con el sistema SATE, aislado con lanas minerales aislantes de 8 cm de espesor, 2 cm más de lo previsto por el CTE del momento, representó un ahorro del 59% del consumo energético, casi 20 puntos porcentuales más de lo que el regulador calcula para el nuevo CTE aplicado a obra nueva (40%).
“Es decir, en el caso mencionado, el aislamiento de la fachada supuso, 17.567 kWh/año de los 29.800 ahorrados con todas las operaciones de rehabilitación (cubiertas, ventanas, etc.) y cuatro veces más que el ahorro aportado por la suma de calderas y los paneles fotovoltaicos-térmicos para el ACS”. Cada vecino redujo el gasto en 250 €/año y las emisiones de CO2 cayeron en un 36%. La temperatura en inverno se situó entre 18-20˚C sin calefacción, cuando antes era de 10-12˚C. Se minimizaron los ruidos externos.
En este sentido, los datos de rehabilitación “ponen de manifiesto la necesidad de que el sector público y privado cooperen en definir planes que estimulen la actividad y el empleo con políticas públicas adecuadas (subvenciones, ayudas fiscales…) y créditos a bajo interés”.
Según Afelma, es necesario habilitar ayudas plurianuales para afrontar la rehabilitación energética equivalente a 350.000 viviendas al año, con lo que se ahorrarían 36 millones de TEP y 130 millones de toneladas de CO2 en su vida útil, con el consiguiente descenso en la factura energética nacional y de los ciudadanos, tal y como señala la fundación La Casa que Ahorra.