En España, cuatro de cada cinco edificios son ineficientes, lo que significa que no cuentan con los niveles adecuados de aislamiento térmico, o que incluso carecen de él, tienen filtraciones de aire incontroladas que repercuten en el consumo energético y no emplean sistemas de generación eficientes. En concreto no utilizan calderas de alta eficiencia, sistemas de recuperación de calor o, a mayores, sistemas de fuentes renovables y sostenibilidad en sentido amplio como la utilización de energía solar fotovoltaica, sistemas de biomasa o geotermia o instalaciones para reutilización de aguas residuales, entre otros.
Por esta razón, ahora más que nunca, es importante que se refuerce la nueva Estrategia de Rehabilitación Energética en el Sector de la Edificación en España 2020 que tiene como objetivo rehabilitar entre 120.000 y 300.000 viviendas al año. Este debe ser el motor de la recuperación que, reactivando nuestra economía y creando empleo, va a mejorar la eficiencia y la adecuación a las necesidades de nuestras viviendas, edificios y ciudades y esto redundará en nuestra calidad de vida y salud.
Según explica Bruno Gutiérrez Cuevas, presidente de la Plataforma de Edificación Passivhaus, “La situación del parque edificatorio en España es alarmante desde el punto de vista energético. Los edificios son incansables demandantes de energía que se despilfarra a través de envolventes mal asiladas. Está en nuestras manos la posibilidad de reducir en un 90% esta demanda. ¿A qué esperamos? Desde PEP se hace un llamamiento a las autoridades para que refuercen su apoyo a la edificación de alta eficiencia energética en la construcción porque esto, no solo será clave para reactivar el sector de una forma sostenible, sino que tendrá un importante retorno en cuanto a reducción de emisiones, mejora de la calidad del aire, mayor confort y mejor salud que beneficie a toda la sociedad”.
Otra de las cuestiones que el confinamiento ha puesto de relieve ha sido la falta de calidad y carencias de nuestros hogares. La crisis del COVID-19 ha supuesto un examen sorpresa que ha evaluado si nuestras viviendas están preparadas para permanecer mucho tiempo en el interior de las mismas. La respuesta apunta hacia la misma dirección: es necesario vivir en edificios saludables.
Un edificio diseñado pensando en la salud y el confort (óptima sensación higrotérmica, alta calidad del aire interior, etc.) tendría que tener en cuenta los mismos principios que se aplican para alcanzar una alta eficiencia energética y que son los principios del estándar Passivhaus:
(1) aislamiento térmico continuo y de gran espesor,
(2) sin interrupciones o disminuciones de este aislamiento en la envolvente térmica,
(3) unas ventanas y vidrios de altas prestaciones,
(4) un alto nivel de hermeticidad de forma que no entre aire del exterior - sobre todo en días de viento - a través de rendijas entre las persianas, ventanas, puertas, instalaciones, etc.
(5) y además una ventilación continua con un recuperador de calor que es la única forma de ventilar las estancias sin alterar la temperatura interior, haga frio o calor en el exterior.
Impulsar la formación y especialización de la mano de obra
El sector de la construcción emplea a más de 1,3 millones de trabajadores, pero antes de la crisis del 2008 llegó a generar 2,5 millones de puestos de trabajo.
Esta bolsa de trabajo perdida durante la crisis financiera del 2008 podría volver a cubrirse, al menos parcialmente, si conseguimos tener un sector con la formación adecuada y especializado en los nuevos oficios y sistemas constructivos que demanda la construcción de edificios de consumo casi nulo y el estándar Passivhaus.
Medidas para fomentar la excelencia del sector
Si bien la rehabilitación energética es clave para la reactivación de la economía tras el COVID-19, el objetivo debe estar un paso más allá, fomentando la excelencia en el sector a través de estándares superiores de eficiencia energética como Passivhaus.
En este sentido, una vez más defendemos que todos aquellos agentes del sector que apuestan por la excelencia en esta materia, desde promotores hasta usuarios, pasando por constructores y técnicos, deben ser los principales beneficiarios de las medidas que se planteen en cuanto a ayudas directas, subvenciones, bonificaciones, financiación favorable y flexibilización fiscal.
Atención especial merecen en este sentido los autónomos y pymes que apuestan por la máxima especialización, puesto que, según un estudio realizado por PEP entre sus socios, el 93% ha visto afectadas sus obras en marcha durante estos meses de estado de alarma y de estos, el 84% son tanto profesionales liberales como pequeños y medianos estudios que cuentan con menos de diez proyectos en marcha.