Este momento de quiebre, “presenta una oportunidad única igual que otras grandes crisis sanitarias; que supieron dar lugar grandes cambios urbanísticos y arquitectónicos; como la peste negra, el cólera, la fiebre amarilla; hoy nos encontramos ante la ocasión de definir nuestro futuro ciudadano y político a partir del marco físico de nuestra disciplina”, aseguran desde la organiozación.
Ha sido una oportunidad única a nivel histórico para dejar de lado las externalidades negativas del siglo XXI. Un siglo con políticas integradoras que resuelvan las grandes falencias del pasado a partir de un marco socio ambiental consciente, políticas económicas de trabajo inclusivo y coberturas sanitarias a partir de cambios estructurales en las ciudades y arquitecturas acordes en pos de mejorar la calidad de vida de las personas.
“Es así que en las ciudades y la arquitectura se transformaran en el centro de atención de esta nueva modernidad, de acuerdo con un marco de contexto internacional que pone sobre la mesa estos debates como eje de desarrollo”, afirman.
Distintos intelectuales de esta disciplina están imaginando y construyendo ciudades y arquitecturas que dan el soporte físico para proponer y generar un nuevo contrato social, económico, sanitario, medio ambiental y político que reubica al humano en el centro de la escena a partir de modelos de cercanías.