“Estas inversiones están centradas en la colaboración con entidades sociales del entorno local, así como otras iniciativas vinculadas al patrocinio y mecenazgo social y cultural. Dado el último período analizado (2019-2020), los datos de este último estudio reflejan, además, la fuerte implicación del conjunto de la industria cementera durante los peores momentos de la pandemia”, explican.
Y añaden que desde el inicio de la crisis de la Covid en marzo de 2020, más de 130.000 personas se beneficiaron de manera directa de acciones sociales desarrolladas por el sector. El histórico de relación con las comunidades locales fue un elemento determinante, que permitió a los grupos cementeros entender muy rápido las necesidades a las que se enfrentaban los colectivos vulnerables y contar con las estructuras internas para ejecutar de manera ágil los proyectos, consiguiendo así resultados de alto impacto.
La donación de alimentos, productos de primera necesidad y materiales médicos y sanitarios, como mascarillas o productos higienizantes y desinfectantes; las ayudas económicas directas, o la colaboración en la realización de tareas de desinfección con diversas instituciones públicas, fueron solo algunas de las actuaciones realizadas en el contexto de la emergencia sanitaria.
22 indicadores ASG que reflejan el compromiso del sector cementero
El estudio dispone, además, de 22 indicadores ASG (Ambientales, Sociales y de Gobernanza), un enfoque que, a futuro, permitirá convertir el actual informe de RSE en un observatorio ligado a una concepción más estratégica de estos temas.
Algunos de ellos ya reflejan el buen hacer del sector, como el porcentaje de contratación indefinida, que en el histórico de siete años que ofrece el estudio oscila entre el 90 y 95%, una cifra que se sitúa entre las más altas de todos los sectores económicos de nuestro país. También resulta especialmente reseñable el compromiso con la salud y seguridad en el trabajo, que se plasma en un índice de frecuencia de accidentes con incapacidad temporal en niveles de excelencia (un 4,73 frente al 9,00 del conjunto del sector a nivel europeo); los que tienen que ver con la mejora del comportamiento ambiental, con reducciones sostenidas en el tiempo de las emisiones de CO2, partículas y óxidos de nitrógeno, o los datos referentes a la aportación a la economía local, como los 26,5 millones de euros anuales que de media aporta cada fábrica en forma de valor añadido bruto.