A finales de 2020, el Gobierno aprobó una normativa para regular e instalar controladores de consumo individuales en edificios con sistemas de calefacción central, cuyo plazo es de tres años. Por lo que, a partir de 2023, pagar solo por la calefacción que cada propietario o inquilino consume será una realidad para casi todos. Esta medida se traduce en un paso adelante hacia la eficiencia energética ya que cada propietario podrá controlar mejor su consumo y se evitarán posibles disputas sobre cuándo poner en marcha la calefacción.
En este sentido, existen dos posibilidades para poder controlar el consumo individual: instalar un repartidor de costes tal y como indica la normativa, o bien aprovechar la ocasión para descentralizar por completo la calefacción.
Los repartidores de costes en calefacción centralizada de gas natural
Un repartidor de costes de calefacción es un pequeño equipo digital que se utiliza como método de medición individual para cada radiador de gas natural que haya en el edificio. Por tanto, cada propietario deberá instalar un determinado número de dispositivos en función del total de radiadores que tenga en su vivienda. Con estos dispositivos, los vecinos mantendrán su sala de calefacción central, pero podrán conocer con exactitud cuál su gasto y pagar únicamente por su consumo.
Es importante tener presente que la rentabilidad de estos tipos de instalaciones dependerá de múltiples factores como son la zona climática en la que esté ubicada la vivienda, el nivel de aislamiento, la calidad de las instalaciones del edificio o el uso que cada usuario realice.
Descentralizar la calefacción con gas natural
Existe una opción a valorar más allá de mantener la sala de caderas central e instalar repartidores de costes: la descentralización de la calefacción. Esto supone desligarse por completo del sistema de calefacción central y pasar al suministro individual con un contador por vivienda.
En este caso no es necesario disponer de una sala de calderas central, por lo que la comunidad puede ganar espacio en el edificio y destinar el espacio libre a otros usos. Por tanto, deben ponerse en una balanza los gastos y beneficios de cada opción. Hay que tener en cuenta que la inversión para instalar repartidores de costes puede ser elevada (aproximadamente de unos 100€ por radiador). Además, la tarifa que se utiliza para uso doméstico tiene un precio mucho más económico que la tarifa de gran consumo que se aplica en comunidades con calderas centralizadas de gas natural.
En definitiva, descentralizar la calefacción puede ser una opción que merece la pena considerar ahora que, debido a la normativa vigente, deben realizarse modificaciones en las instalaciones centralizadas.