Gracias a los fondos europeos Next Generation, explica Ferran Font, director de Estudios y portavoz de Pisos.com, la rehabilitación de viviendas se está convirtiendo en una práctica cada vez más habitual. Entre enero y septiembre de 2022 las rehabilitaciones experimentaron un incremento interanual del 13%, mientras que el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agencia Urbana, por su parte, tiene previstas más de 500.000 intervenciones hasta el 2026 en lo que a obras de mejora energética y conservación respecta.
“Para este año, por lo tanto, consideramos que este afán rehabilitador, junto a las subidas de precios en la energía, motivarán a los españoles a optar por viviendas e inversiones que ayuden a disminuir la demanda energética”, comenta Font.
2023, el año de la industrialización
En este contexto en el que la sostenibilidad y la digitalización cobran cada vez mayor importancia, la industrialización está llamada a ser una de las grandes beneficiadas, pues podrá aprovechar todos estos avances para alcanzar una construcción eficiente, tanto en obra nueva como en rehabilitación.
“Los beneficios aplicables al modelo industrializado son muy numerosos y van desde la optimización de tiempos de producción, hasta la reducción del impacto medioambiental de las obras, pasando por la creación de nuevos y más especializados puestos de trabajo”, añade el experto.
Del mismo modo, la tecnología y la digitalización permitirán a otros agentes, como promotores o arquitectos, visualizar futuros proyectos a través de la realidad virtual y aumentada; técnicas, en definitiva, que serán de gran ayuda para detectar defectos y aplicar cualquier cambio pertinente antes de comenzar la construcción.
¿Se estabilizará finalmente el precio de los materiales?
Los últimos años han sido complicados para las constructoras. Al impacto del coronavirus y el cierre de fronteras se le sumó, después de un pequeño respiro, el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania, que no hizo más que agravar los problemas en la cadena de suministro y el precio de las materias primas.
“Pese a la tranquila bajada de los costes de construcción, la paralización de obras afectará a la oferta terminada este 2023. Ante este panorama las transacciones inmobiliarias deberían obedecer un ritmo de venta más lento, pues las decisiones de compra serán más reducidas ante una capacidad de endeudamiento más comprometida por parte del consumidor”, detalla Font, y añade, “en las grandes ciudades reinará la estabilidad, dado que la obra nueva es escasa y la segunda mano recoge la tensión que vive este mercado”.