“Nuestro parque edificatorio es uno de los más envejecidos de Europa y el que tiene la menor renovación, es imprescindible su rehabilitación para hacerlo sostenible y disminuir su consumo energético”, señalan.
La rehabilitación energética consiste en mejorar la eficiencia y el ahorro de energía de los edificios, reduciendo su consumo y sus emisiones de gases de efecto invernadero. Además, contribuye a mejorar la calidad de vida de los habitantes, aumentar el valor de los inmuebles y generar empleo verde.
Según el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia presentado por el Gobierno, España recibirá 140.000 millones de euros de los fondos next generation entre 2021 y 2026, de los cuales el 37% se destinará a proyectos relacionados con la transición ecológica.
Dentro de este ámbito, la rehabilitación energética de edificios es una de las prioridades, ya que representa el 30% del consumo final de energía y el 36% de las emisiones de CO2 en el país.
El objetivo es rehabilitar 500.000 viviendas al año hasta 2030, lo que supondría una inversión de unos 6.820 millones de euros anuales y la creación de unos 200.000 puestos de trabajo.
La directiva de la Unión Europea recoge que para 2030 cualquiera que tenga o compre una casa de calificación G o F estará obligado a renovarla al menos a calificación E, mientras que tres años después la letra D será la de referencia. La realidad del parque edificado en España es que el 82% se encuentra actualmente en las clases E, F y G: las letras más bajas de calidad energética.
“Gracias a los fondos Next Generation, tenemos una oportunidad única de adaptarnos a las nuevas necesidades de sostenibilidad. El modelo impulsado por la Unión Europea en el marco de los fondos Next Generation apuesta por operaciones integrales de rehabilitación”, concluyen desde Anfapa.