“Cuando el edificio tiene menos de cinco plantas no existe obligatoriedad de instalar un ascensor. Sin embargo, la necesidad de adaptar el edificio hace imprescindible adoptar soluciones que acaben con los desniveles. Si existen limitaciones que impiden acomodar un elevador, es necesario optar por otras alternativas con la misma función que se adecuen correctamente al espacio”, declara Alberto Badás, marketing manager de Stannah España.
En ese sentido, Stannah España, fabricante líder mundial en movilidad, resalta tres alternativas al ascensor que logran mejorar la accesibilidad en una comunidad de propietarios:
- Rampas. Estas son recomendables para los espacios exteriores como puede ser el acceso al portal o a cualquier zona común como jardines, piscina o garaje. Para que esta permita un fácil acceso para las personas con movilidad reducida debe tener una pendiente del 10%, reduciéndose al 8% si la rampa mide entre tres y seis metros y al 6% si supera esa cifra. Además, es aconsejable que cuente con pasamanos y barandillas a ambos lados de la rampa para que sirvan de apoyo y evitar así posibles caídas. Incluso existen rampas retráctiles para aquellas escaleras que no tienen hueco suficiente para construir una rampa sobre ellas. Estas se activan con una aplicación móvil y se pliegan y se guardan automáticamente dentro del escalón superior. “Esta opción no altera la estética de la fachada, no ocupa espacio, es de fácil instalación y es de uso muy sencillo”, afirma Badás.
- Plataformas salvaescaleras. Esta solución es la más recomendable para el interior de la comunidad de propietarios. Además de tener un coste de instalación y un gasto por uso mucho menor al de un ascensor, se adapta a cualquier tipo de escalera, ya sea recta o curva. Además, ocupan muy poco espacio ya que cuando no se están utilizando se pueden plegar y sus dimensiones se reducen a 40 centímetros de ancho. Esto permite, sin problemas, el uso de las escaleras para aquellas personas que no necesitan hacer uso de la plataforma. Igualmente, cabe destacar que su instalación es más sencilla que la de un ascensor, por lo que se reducen las molestias a los vecinos. Aunque es cierto que existen plataformas de diferentes tamaños para adaptarse a diferentes necesidades, esta herramienta debe contar con unas medidas mínimas. Así, la anchura necesaria para instalarla ronda los 95 cm, si está fijada a la pared, y los 105 cm, en los escalones. Además, para que la plataforma pueda realizar las curvas con total seguridad necesita un ancho de entre 115 cm a 120 cm.
- Sillas salvaescaleras. Es una opción menos común para comunidades de propietarios, ya que se suele instalar en las propias viviendas. Sin embargo, son una buena alternativa para zonas del edificio que tengan escaleras más cortas –como el acceso al garaje o al patio común– y que no se utilizan con asiduidad. Las sillas salvaescaleras ocupan todavía menos espacio que las plataformas, incluso durante su funcionamiento, y son una alternativa más económica y sostenible. Y es que, consume en torno a 9kW al año lo que supone un coste anual inferior a diez euros.
“También es posible la instalación de ascensores exteriores que no afectan lo más mínimo a la estructura interna del edificio. Sin embargo, las obras son mucho más costosas y su gasto más alto que el de una plataforma o silla salvaescaleras. Y es que estas tienen un consumo energético mínimo, lo que se traduce en bajos costes para la comunidad”, asegura Alberto Badás, marketing manager de Stannah España.