Con esta apuesta por la eliminación gradual de las calderas de gas, la Unión Europea busca impulsar una transición hacia sistemas más sostenibles y respetuosos con el medio ambiente. Además, esta medida también supone un impulso a nivel económico, ya que promueve el desarrollo y la adopción masiva de tecnologías limpias en Europa.
“El número de hogares que ya cuentan con esta tecnología no supera el 10%, estamos a la cola de Europa en el uso de esta tecnología. España tiene que acelerar en la transición a las bombas de calor para cumplir con los criterios establecidos. Esto supone un reto importante para los hogares españoles ya que contamos con un tiempo limitado para decir adiós a las calderas. La reducción acordada se establece en 11,7% para el año 2030 con respecto a 2020. España tiene hasta 2 años, hasta el 1 de octubre de 2025 para transponer la nueva Directiva de Eficiencia Energética” afirman desde Climma y Aeronova.
Las desventajas con respecto a las calderas es que la aerotermia funciona óptimamente en climas cálidos y que la inversión inicial es mayor que la de la caldera tradicional, aunque son muchos los defensores de las bombas de calor que argumentan que la amortización de dicha inversión se realiza rápidamente aprovechando todas las ventajas del sistema, el elevado rendimiento con el gran ahorro como puntos principales para su instalación.
Las calderas seguirán existiendo
La directiva no contempla ninguna modificación en la reposición de calderas de modo que la persona que cuente con una caldera de gas instalada en su casa con anterioridad a esta fecha podrá seguir instalando una nueva caldera de sustitución sin ningún problema. La directiva únicamente afecta a la obra nueva.
“La aerotermia va a marcar un hito ya que se trata de una innovación disruptiva que ofrece una tecnología más eficiente y limpia”, explica el CEO de Climma y Aeronova, Enrique Calvo.