“La Directiva de Eficiencia Energética en Edificación, la EPBD, sin ser todo lo ambiciosa que nos hubiese gustado, establece una serie de hitos, de objetivos a conseguir en los próximos años para tener un parque edificado mucho más eficiente y sostenible. Para ello, se presta atención a los edificios de nueva construcción, pero sobre todo a los inmuebles más antiguos e ineficientes. De hecho, para el año 2035, por ejemplo, se pide actuar sobre el 43% de los inmuebles menos eficientes para conseguir una reducción de la energía del 55%. La duda es si llegaremos a tiempo, ya que el ritmo de renovación no está siendo tan alto como se esperaba y queda mucho trabajo para trasponer esta directiva a la normativa nacional”, apunta Luis Mateo, director general de Andimat.
Desde la Asociación Nacional de Fabricantes de Materiales Aislantes se recuerda que la EPBD es una normativa europea que ahora debe de ser trasladada a la legislación española. Un proceso que requerirá el desarrollo de un nuevo Documento Básico (DB) de sostenibilidad ambiental para el Código Técnico de la Edificación (CTE), así como, “con toda seguridad, de la modificación de otras legislaciones nacionales”, señala Mateo. “Además, se da cierta libertad a los estados miembros para que determinen cómo implementar algunas medidas, siempre que se alcancen los objetivos de eficiencia establecidos. Hablamos por lo tanto de una directiva de armonización parcial”, subraya.
Desde Andimat también señalan que el mayor desafío que tiene por delante Europa en su conjunto es la renovación y actualización del parque edificado existente, “un auténtico sumidero”, que consume el 40% del total de la energía.
En esta dirección, los países miembros tendrán que establecer las normas mínimas de eficiencia energética para los edificios (MEPS o Minimum Efficiency Performance Standards), que se deberán revisar cada cinco años. Además, tendrán que fijar los MEPS para que los inmuebles no superen un umbral máximo de eficiencia energética –fijados sobre la base del parque inmobiliario no residencial a 1 de enero de 2020–. “Y, por supuesto, cumplir con los hitos del calendario establecido con el objetivo de llegar a un parque de cero emisiones en 2050”, explica el director general de Andimat.
“Está aquí el gran reto para todos los estados miembros: acometer la rehabilitación de sus edificios más antiguos, alcanzando los objetivos propuestos por Europa, y hacerlo de manera efectiva y sin dejar a nadie atrás” apunta. “En este contexto, es imprescindible continuar apostando por las políticas de renovación del parque edificado, articulando todos los mecanismos y ayudas posibles”.
Desde Andimat se recuerda que la manera más eficaz de lograr estos objetivos es a través de la renovación integral de los inmuebles, prestando especial atención a la envolvente. “Es la acción más efectiva en el medio/largo plazo, tanto desde el punto de vista del ahorro como de la reducción de emisiones”, aclara Luis Mateo.
Por este motivo, desde la asociación instan a los gobiernos central y autonómicos a apoyar los planes de rehabilitación e impulsarlos a través de la aportación de fondos, pero también de campañas de comunicación capaces de informar y trasladar a la ciudadanía la necesidad de acometer esta renovación integral de sus edificios.