La intervención se realizó en un entorno sensible, justo al lado de un puente, donde la necesidad de minimizar el impacto ambiental era crucial. “Tradicionalmente, este tipo de trabajos requeriría métodos invasivos y ruidosos, generando vibraciones que podrían comprometer la estructura del puente y alterar el ecosistema fluvial. Sin embargo, con el uso del Cras, hemos podido realizar la obra de manera eficiente y segura, sin recurrir a explosivos”, señalan desde la empresa.
Cras es un agente demoledor no explosivo, basado en cal inorgánica, que reacciona con el agua para generar una presión expansiva superior a 7.000 toneladas por metro cuadrado. Esta fuerza permite fragmentar rocas y hormigón con precisión, manteniendo la seguridad del entorno y del equipo de trabajo.
“En este proyecto específico, utilizamos Cras Azul, ideal para temperaturas entre 20º y 35º, adaptado perfectamente a las condiciones ambientales de la obra”, explican.
En pocas horas, la piedra comenzó a fracturarse en piezas manejables, permitiendo la remoción del material de manera rápida y silenciosa. Gracias a la ausencia de explosivos y maquinaria pesada, “no solo se redujeron los costes operativos, sino que también se preservó la integridad del puente y se protegió el ecosistema del río”, indican.