“La descarbonización es uno de los grandes desafíos del sector de la construcción, responsable de alrededor del 37 % de las emisiones de CO2 globales. Este ladrillo representa nuestra apuesta por la innovación para mitigar estos impactos y fomentar un legado sostenible", explicó Francisco Rodríguez, CEO de La Paloma Cerámicas.
Un diseño que mejora la eficiencia
El nuevo ladrillo cuenta con unas dimensiones de 236 x 100 x 119 mm, lo que permite reducir en un 49 % el uso de mortero en el paño cara vista. Además, se requieren hasta 36 unidades menos de ladrillo por metro cuadrado, lo que disminuye el peso total de la hoja principal de fachada en un 22 %.
Fabricado íntegramente con materiales 100 % naturales y reciclados, este ladrillo es no emisor de compuestos orgánicos volátiles (COVs), contribuyendo así a mejorar la calidad del aire interior de los edificios.
Bajo las denominaciones ‘Doñana’, ‘Monfragüe’ y ‘Garajonay’, se han desarrollado tres modelos del ladrillo, cada uno con tonalidades inspiradas en la naturaleza y propiedades idénticas.
Compromiso con la sostenibilidad y la innovación
La Paloma Cerámicas aplica una estrategia de I+D+i a toda su cadena de valor, logrando residuos cero de agua y reciclaje total de los materiales empleados en su producción. Hasta el 50 % de la energía eléctrica utilizada proviene de fuentes renovables, evitando la emisión de 4.750 toneladas de CO2 al año. La compañía también ha instalado 4.129 kW en paneles solares en sus fábricas, con un plan de expansión en energía fotovoltaica.
El ladrillo, con una vida útil superior a 150 años, es completamente reciclable, lo que refuerza su sostenibilidad. Adicionalmente, las canteras propias de la empresa, ubicadas a menos de 50 km de sus fábricas, se convierten en reservas naturales o zonas agrícolas tras su explotación.
Impacto social y legado histórico
Además de su compromiso ambiental, La Paloma Cerámicas dinamiza áreas rurales al generar empleo estable y de calidad, contribuyendo a frenar la despoblación en la España vaciada.
Julio Pascual, director general de la compañía, destacó la tradición y durabilidad del ladrillo: “A lo largo de más de 10.000 años, el ladrillo ha demostrado ser un elemento seguro, sostenible y eficiente, capaz de resistir el tiempo y contribuir a la eficiencia térmica y acústica de los edificios”.