El objetivo era lograr una acústica adecuada para las diferentes actividades que se van a realizar en el recinto, lo que se ha logrado combinando distintos materiales de acabado, entre los que destaca la proyección de celulosa acústica K-13 en paredes y techo.
“Este material permite conseguir un coeficiente de absorción adaptado a múltiples configuraciones, variando solamente su espesor y localización, permitiendo integrarlo en cualquier estética debido a su versatilidad. A todo ello se le suma su inmejorable comportamiento al fuego y su conductividad térmica”, afirman desde la empresa.
Con K-13 se ha conseguido que el edificio incorporase criterios ambientales, que es lo que se perseguía, ya que es un producto reciclado en su mayor parte y con el gasto energético de producción “más bajo de todos los productos de aislamiento térmico y acústico tradicionales, obteniendo una excelente puntuación en la norma americana de certificación de edificios LEED por su elevado contenido en reciclado y sus altos índices de salubridad, ya que además es antivérmico y antifúngico”, explican.