“Este sistema –explica la compañía– aísla del ruido, protege del frío del invierno, del calor del verano, evita las humedades y permite ahorrar en la factura energética durante toda la vida, gracias a las prestaciones que ofrece la lana de roca: eficiencia energética, protección contra el fuego, confort acústico y durabilidad”.
Sin necesidad de obras, la aplicación se realiza desde el exterior o interior de la vivienda introduciendo el aislamiento en el interior de la cavidad mediante una máquina neumática, consiguiendo una mejora del confort, reduciendo el consumo de la calefacción y refrigeración tanto en edificios de nueva construcción como para la rehabilitación energética de edificios existentes.