Para aislar y proteger la cubierta metálica del edificio, se ha utilizado un panel rígido de lana de roca volcánica de doble densidad, de altas prestaciones térmicas, acústicas y de protección al fuego.
“El principal reto en esta obra se ha encontrado en que la cubierta cuenta con instalaciones fotovoltaicas y no todos los productos son aptos para ello. En ROCKWOOL contamos con una amplia gama de paneles específicos para estas cubiertas, y en este caso, se ha utilizado Hardrock 391 por su capacidad de incombustibilidad, resistencia a la compresión y la alta carga puntual”, explica Rafael Garrido, jefe de ventas del departamento de Metal Box de Rockwool Peninsular.
Servicios para un mejor desarrollo de la obra
Rockwool, además de encargarse de la instalación del aislamiento en cubierta y en línea con su compromiso con el medioambiente, ha ofrecido el servicio RockCycle, que consiste en la recuperación y reciclaje de todo el material sobrante de lana de roca y recogida de palés para su posterior utilización. En este sentido, ha permitido la producción de nuevo producto, asegurando en todo momento la disponibilidad de este y evitando que la generación de residuos acabe a vertedero.
También se ha ofrecido el servicio RockRoller, especialmente diseñado para obras de grandes dimensiones, y que permite desplazar los materiales a lo largo de la cubierta con mayor facilidad. En este sentido, ha sido clave para agilizar la logística y reducir tiempos de instalación en obra.
Respecto a los servicios prestados en esta obra, añade Garrido, “RockCycle ha permitido cumplir con los objetivos medioambientales, reutilizando todo el material sobrante de la obra para crear nuevo producto, y RockRoller, por su parte, ha sido indispensable en el desplazamiento del material en un edificio de tan grandes dimensiones, como es el caso”.
Alfonso Forcén, técnico de obra civil de corporación bonÀrea, ha querido resaltar cómo los servicios prestados, han beneficiado a la obra; “bonÀrea es una empresa agroalimentaria que tiene un fuerte compromiso con el medio ambiente, al igual que lo tiene Rockwool, y en este sentido, el servicio de RockCycle que nos han ofrecido durante todo el proyecto ha sido muy beneficioso, ya que nos ha permitido asegurar la circularidad del producto”.
La obra ha sido realizada de forma conjunta con la empresa Covertia Envolventes, expertos en la ejecución de grandes cubiertas y edificios metálicos, tanto industriales como logísticos. Desde Covertia, explican por qué han escogido a esta empresa para el aislamiento de la cubierta: “en primer lugar, ha sido por un tema de calidad de los productos, y segundo, por la doble densidad que permite apoyar encima los paneles fotovoltaicos. Sin embargo, no podemos olvidar que es un material inerte que presenta una gran resiliencia al fuego y, además, ofrece la posibilidad del reciclaje ilimitado. Todo ello y la garantía de 25 años del producto han sido factores clave para ir de la mano de Rockwool, en este proyecto”.
La lana de roca cuenta con siete fortalezas que son inherentes a las versátiles propiedades de la roca. Entre ellas, destaca la protección contra el fuego, ya que este material es capaz de soportar temperaturas superiores a 1.000°C y cuando hay un incendio, no produce humos contaminantes. Además, son materiales que presentan un gran aislamiento térmico y acústico, mejorando la calidad de vida de las personas y ayudando a los edificios a ser energéticamente eficientes y, por tanto, contribuir en la reducción de las emisiones de carbono que genera el sector de la construcción.