Cabe recordar que la inhalación prolongada de sílice cristalina puede derivar en la reacción patológica denominada silicosis, que en casos crónicos puede, a su vez, producir enfermedades más graves e incluso ser el precursor de desarrollo de tumores, una problemática común a nivel internacional de la que el ITC viene ocupándose desde hace años, tratando de minimizar los riesgos de la exposición a la SCR a través de una activa participación en proyectos de ámbito nacional y europeo.
Por ello se han unido en Silife, bajo la coordinación de la Universitat Jaume I de Castellón a través del ITC, empresas privadas como las españolas BLC, ABCR, Esmalgalss-Itaca y Fumbarri, además de las empresas italianas Mapei y Elastomers.
Otros centros de investigación participantes son el CCB de Italia y el ITEM de Alemania, además de la Plataforma Española para la Seguridad Industrial, PESI, a fin de unir su experiencia y recursos para lograr producir a escala comercial cuarzo con toxicidad nula o muy baja, minimizando o anulando la posibilidad de contraer enfermedades como las anteriormente mencionadas en los entornos industriales de las personas que están expuestas a estos materiales.
Silife está financiado por la Comisión Europea a través del Programa Life dentro del subprograma Life Environment and Resource Efficiency y lo integran once entidades de tres países europeos.