El sector cerámico ha reducido un 24% las emisiones totales de CO2 en los últimos años gracias al empleo de las tecnologías más avanzadas en el proceso productivo, según la Asociación Española de Fabricantes de Ladrillos y Tejas (Hispalyt).
Coincidiendo con el Día Mundial de la Eficiencia Energética, desde Hispalyt han querido dar a conocer el compromiso de sus asociados con las energías limpias, la modernización y optimización de procesos y el ahorro de energía y recursos naturales. Para ello, se ha impulsado la campaña “Cerámica ES sostenibilidad”, que cuenta con 10 fichas técnicas, un vídeo y una página web. Esta campaña incluye el “Decálogo de la sostenibilidad de los productos cerámicos", cuyo tercer punto aborda el proceso de fabricación de los materiales cerámicos.
Reducir el impacto ambiental que genera la construcción, causante del 35% de las emisiones de CO2 a la atmósfera, es uno de los grandes desafíos a los que se enfrenta la industria, y que tiene en el uso de materiales cerámicos uno de los medios para alcanzar este fin. En este sentido, el sector de la cerámica estructural avanza hacia el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y apuesta por la Industria 4.0 caracterizada por el empleo de las tecnologías más avanzadas.
Industria cerámica y reducción de emisiones
La industria cerámica, en línea con su compromiso medioambiental, ha reducido un 24% las emisiones totales de CO2 por tonelada de producto cocido con respecto al año 1990, gracias a las mejoras de eficiencia energética en el proceso productivo y a la transición hacia combustibles más limpios, como el gas natural o la biomasa.
Para conseguir una fabricación más eficiente y sostenible, el sector ha realizado una fuerte inversión en tecnología, con la instalación de plantas de cogeneración y placas fotovoltaicas en las fábricas. Así, por ejemplo, el 40% de las instalaciones del sector cerámico disponen de una planta de cogeneración de alta eficiencia asociada a su proceso productivo.
Las mejoras tecnológicas y las buenas prácticas en el proceso de fabricación han posibilitado que también se haya reducido un 20% el consumo de energía térmica necesario para producir una tonelada de material cerámico con respecto a 1990.
El consumo de energía empleado en la fabricación de los materiales cerámicos supone un impacto mínimo a lo largo de todo su ciclo de vida, ya que estos productos tienen una gran durabilidad y alcanzan una vida útil de al menos 150 años, muy superior no solo a la del resto de materiales de construcción, sino también a la de los propios edificios en los que se integran (50-60 años).
Los materiales cerámicos de construcción son social, económica y medioambientalmente sostenibles por presentar un bajo impacto ambiental, según se desprende del Análisis de Ciclo de Vida (ACV) que avalan las Declaraciones Ambientales de Producto, ecoetiquetas objetivas y verificadas que recogen y evalúan el uso de recursos (energía, materias primas y agua) así como las emisiones de los mismos. “Son materiales seguros, versátiles y duraderos que están perfectamente alineados con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) en el sector de la construcción”, defienden desde Hispalyt.
Una materia prima natural, de extracción sostenible y fabricación eficiente son las primeras cualidades que caracterizan a los productos cerámicos
Toda la información sobre las mejoras en el proceso de fabricación de los materiales cerámicos se puede consultar en el folleto “3. Fabricación eficiente”.