Europa asume por primera vez el impacto del ciclo de vida completo de la edificación en el cambio climático y el papel imprescindible que juega para combatirlo. Todo ello derivado de la reciente revisión de la Directiva relativa a la eficiencia energética de los edificios, EPDB por sus siglas en inglés, en base a la petición promovida por Green Building Council España (GBCE) en su Hoja de Ruta para la Descarbonización de la Edificación en España del proyecto Building LIfe.
Esta revisión ha provocado que se amplie el alcance de la descarbonización de los edificios, pasando a tener en cuenta el ciclo completo de vida y no sólo las emisiones de uso. “Para introducir todo el ciclo de vida en la lucha contra el cambio climático hace falta definir una metodología de evaluación, disponer de datos suficientes y, un factor muy importante, capacitar a los profesionales para que incorporen esta nueva visión en todos los proyectos”, confiesa Dolores Huerta, directora general de GBCE.
Por ello, la EPBD introducirá el indicador de potencial de calentamiento global que permitirá medir la huella de carbono de todo el proceso de construcción, mantenimiento, reforma, uso y fin de vida para establecer el límite a las emisiones de gas de efecto invernadero de un edificio a lo largo de su vida.
Derivado de la nueva necesidad de disponer de datos para definir las metodologías de evaluación, GBCE se incorpora al proyecto europeo Indicate, que trabaja en la mejora de datos en tres países entre los que se encuentra España.
Aumento del ritmo de rehabilitación en España
España necesitará multiplicar por doce el actual ritmo de rehabilitación de edificios para llegar al objetivo de lograr parques inmobiliarios de cero emisiones en 2050 recogido en la revisión de la EDPB.
Para ayudar a este aumento de las rehabilitaciones la directiva incluye también herramientas financieras para ayudar en esta transición y elementos como la fecha final de uso de combustibles fósiles, carbón, gasoil o gas natural. De este modo, a partir de 2025 no se podrá subvencionar la instalación de sistemas de aire acondicionado o calefacción que usen estos combustibles y a partir de 2040 se tendrá que eliminar cualquier caldera o equipo que funciona gracias a estos combustibles. “Esta medida además nos ayudará a mejorar la calidad el aire que respiramos en nuestras ciudades, eliminando los gases nocivos que esos equipos liberan”, señala Huerta.
La aprobación definitiva de la revisión de la directiva se espera que tenga lugar en marzo de este mismo año tras el acuerdo provisional alcanzado por la Comisión, el Consejo y el Parlamento europeos.